jueves, 1 de julio de 2010

¿A quién no le va a gustar?

Amados seres animados e inanimados de la casa, os escribimos desde un colorido apartamento en las calurosas tierras granadinas, con un tanque aparcado en la puerta, para deciros que sí, vosotros también podríais haber estado allí. Nuestro afeminado y carismático amigo Uve podría haber celebrado su vigésimo aniversario cantando el entrañable "Te vengo a desí" a coro con su más conocida intérprete. Sí, Encarnita. He aquí la historia:

Granada amanecía soleada, con nubes en el horizonte. Quién nos iba a decir que esa tarde nuestra vida cambiaría para siempre. El destino, y una vida marcada por el venerado youtube, nos habían llevado hace ya mucho tiempo a conocer la existencia de un pueblo marcado por un gran descubrimiento arqueológico totalmente fortuito. Más tarde, la responsable en vida de tal maravilla lo describiría como "Iba mi abuelo arando con los mulo' y se coló con una piedra... Romana...". Cuatro intrépidos "estudiantes" de "historia" llegamos a las Gabias siguiendo la recomendación de nuestro querido profesor de historia romana, el cual había admirado semejante obra años atrás ("hace mucho tiempo", para ser más exactos). Un tanque agonizante nos llevó siguiendo las sabias indicaciones de Google maps hasta La Gabia Grande. No sabíamos cómo acabaría aquella aventura, nos sentiamos perdidos, pero nuestro camino fue iluminado por un rótulo de calle que rezaba "Baptisterio".




Desorientados, preguntamos a las gentes del lugar cómo encontrar el ansiado monumento. Una amable lugareña nos indicó el camino hasta él y hasta el hogar de la familia que poseía las llaves para ver el interior, "las Toleas". Encontramos el lugar:



Pero nuestra curiosidad no había sido saciada, así que, nos sumergimos en el laberinto de callejuelas que nos llevaría hasta la plaza del ayuntamiento. Un par de indicaciones después y sin demasiados imprevistos, nos hallábamos ante la grandiosa fachada tantas veces admirada digitalmente, el hogar de Encarnita, Josefina y Miguel, los nietos del intrépido descubridor del baptisterio. Cuando nuestros ánimos empezaban a decaer y pensábamos que no nos abrirían la puerta, escuchamos una débil y familiar voz que salía de la ventana. "¿Quién es?", preguntaba. Nuestros corazones se detuvieron cuando constatamos que realmente era ella. Ante nosotros estaba, con las manos sucias y restos de comida en la boca, la mismísima Encarnita. Tras un breve diálogo, en el que intervino ocasionalmente una voz proveniente de las penumbras, que pertenecía a Miguel, nos preguntaron si no podíamos volver 5 días más tardes. Por suerte, nuestras grandes dotes de persuasión lograron adelantar el encuentro a 45 minutos más tarde. Nuestra esperanza se desvanecía con las gotas de lluvia que empezaron a caer durante la interminable espera, pero alguna entidad divina desconocida quiso ayudarnos en nuestra empresa, logrando que, a pesar del gris cielo de tormenta, no lloviese durante la visita. A pesar de ello, Encarnita, precavida, nos preguntó "¿Está pa' llover?", antes de mandar salir a su hermano con las llaves. Fue memorable la conversación que mantuvimos con Encarnita antes de partir, con frases como "es un baptisterio paleocristiano romano del siglo primero después de Cristo", "lo descubrió mi abuelo en 1920 arando con los mulos", "hay muchas historias:la árabe, la romana,...." o "es el único baptisterio romano que hay en España... y en Europa, creo".
El camino hacia el Baptisterio se nos hizo corto gracias a la agradable conversación mantenida con Miguel, en la que hablamos de la antiguedad del Baptisterio ("hace ya muchos años, ¿a que sí?") y de la importancia del mismo ("vino Javier Cardenas desde Barcelona para verlo, fijaros si es importante" "han venido desde la universidad de Salamanca, eso está muy lejos, ¿a que sí?"). Y finalmente llegó el momento, vimos cómo ante nosotros se abrían las puertas del único Baptisterio paleo-cristiano romano del siglo primero después de Cristo de España (y Europa, seguramente). Nos indicó amablemente el lugar en su día ocupado por una pila (que madrileños se llevaron con la excusa de estudiarla y la promesa incumplida de devolverla) donde antiguamente ("hace veinte siglos, eso es mucho tiempo, ¿a que sí?") bautizaban primero a los romanos y luego a las romanas, por inmersión ("Sabeis lo que es inmersión, ¿no? Como cuando tú metes un boquerón en un cazo"). Tras enseñarnos todos los rincones, tragaluces, escaleras y demases nos despedimos con gran pesar, agradeciéndole de todo corazón la visita e indicándole que le comunicase a Encarnita nuestra alegría por haber contemplado tal maravilla.





By RainbowFish, Sergio y LTD


2 comentarios:

  1. Esto es legen... esperad... dario! Pasarareis como heroes griegos a formar parte de las mas recordadas y admiradas leyendas, tales proezas no se suelen llevar a cabo en estos tiempos.

    PD: Proxima visita a Cieza???

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  2. jajajajajajjajajaja

    hostia a Cieza me apunto, eh, si vamos, llamadme todos Cristian, a ver si por algun casual me confunde y me pega, yo no me voy de alli sin un ojo morado de su parte.

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